Fui al casino y casi-no pierdo
Contenido
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- Piratas informáticos atacan plataforma de pagos de casas de apuestas: se llevaron $440 millones
Este particular artilugio sigue haciendo honor a su nombre, sólo en la parte de “traga”, porque monedas no verás ninguna. Ante la sobreoferta de maquinitas, me senté en la primera que llamó mi atención (ambientada en la película “los cazafantasmas”). Luego de sentirme un burro por no saber cómo cargar plata en la máquina, me puse a jugar sin darme cuenta que la apuesta mínima era de quinientos pesos.
La OCDE advierte que la "liberalización radical" de Milei puede debilitar la industria de Argentina
Pasado los tres minutos frente al tragamonedas, llegué a la ruleta, donde descubrí que dos de mis amigos ya estaban en bancarrota de tarjeta BIP. Los dos restantes seguían en su lucha por sobrevivir, así que decidí acompañarlos en el juego. La mínima apuesta era de mil pesos, excepto el “ROJO y NEGRO”, cuyo monto mínimo era de veinte mil. Con una estrategia ratona y utilizando mis conocimientos de estadística para autoengañarme, intenté hacer durar mis siete fichas el mayor tiempo posible. Y luego de 4 rondas, me di cuenta de que la suerte estaba de mi lado.
- Este particular artilugio sigue haciendo honor a su nombre, sólo en la parte de “traga”, porque monedas no verás ninguna.
- Luego de sentirme un burro por no saber cómo cargar plata en la máquina, me puse a jugar sin darme cuenta que la apuesta mínima era de quinientos pesos.
- No se trataba de jugadores casuales, si no de una suerte de zombies que en algunos casos apostaban a 2 mesas simultáneas, sin saborear sus triunfos ni sufrir con sus fracasos.
- Parecían haber sido inmunizados de cualquier tipo de emoción y verlos en acción me dejó algo triste.
En medio de grandes conflictos políticos y ecológicos, Etiopía planta 350 millones de árboles en 12 horas
Lancé 6 veces (tres mil pesos), de los cuales en dos ocasiones gané el suculento premio de ciento cincuenta pesos chilenos. La película de los cazafantasmas dejó de parecerme graciosa en ese momento. Con ese monto de apuesta mínima, prefiero arriesgarme en un juego de verdad y, sin pensarlo dos veces, cambié mis siete mil preciados pesos por hermosas y atractivas fichas de ruleta. Fue una noche de emociones entretenidas, pero no sé si quiera repetirlo muy seguido. Después de todo, el gusto de perder veinte mil pesos no sé si vale los doce mil ochocientos pesos que gasté. Después de obtener nuestra BIP, debíamos cargarlas con dinero.
Piratas informáticos atacan plataforma de pagos de casas de apuestas: se llevaron $440 millones
Vi a mis últimos 2 amigos perder sus fichas restantes, mientras yo seguía ganando con altibajos. Alcancé a emocionarme y sentí por un momento que controlaba el azar en el universo. No te hagas ilusiones, no me estaba haciendo millonario, pero llegué a convertir mis siete fichas en treinta y cinco.
Para disfrutar de las bondades del casino ya no se necesita dinero metálico. Sólo la entrada cuesta $2.800 pesos, sin derecho a ningún tipo de regalía; incluso los que ya tienen la tarjeta deben pagar para entrar. En algunos casos, ir al casino puede ser muy entretenido, pero en otros, puede resultar verdaderamente frustrante. Yo lo pasé muy bien, pero vi a mucha gente que parecía no disfrutar la experiencia. No se trataba de jugadores casuales, si no juegos de azar digitales de una suerte de zombies que en algunos casos apostaban a 2 mesas simultáneas, sin saborear sus triunfos ni sufrir con sus fracasos. Parecían haber sido inmunizados de cualquier tipo de emoción y verlos en acción me dejó algo triste.